Natacha Iglesias / CV


Nunca pudo quedarse quieta.  Se dedicó al movimiento desde muy pequeña, a pesar de venir de una familia de profesionales intelectuales. 
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Estudió patín artístico, gimnasia deportiva, danzas españolas y clásicas de pequeña por su propia iniciativa e insistencia. 
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De adolescente se dedicó al arte dramático pasando por varias escuelas.  A los 14 años se inció en el arte dramático en una biblioteca de barrio, luego entró al elenco de la Municipalidad de Gral San Martín en donde participó de las puestas y giras de producción municipal.
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A los 18 años entró a la Escuela Nacional de Arte Dramático.  Trabajó en obras de la escuela de danza teatro del CCRojas. Haciendo el entrenamiento de Teatro Antropológico, se lesionó la columna vertebral.  A partir de allí se dedicó a una profunda búsqueda para solucionar su problema de salud pasando por la Bioenergética, la Eutonía, el Feldenkrais, la Gimnasia rítmica expresiva, entre otros. 
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A los 24 años se inicia en el tango danza y a partir de allí se focaliza en el movimiento compartido.  Buscando siempre el movimiento orgánico y saludable se internó en la escuela de Rodolfo Dinzel y estudió las nuevas tendencias del tango con los gurúes hasta dar con Mario Rizzo (bailarín autodidacta de hip hop y breack dance) con pudo darle la forma final a su danza a la que llamó tango Sensodinamia®. 
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Por su investigación ha sido invitada a dar clases en varios países europeos y latinoamericanos.  Durante sus giras tuvo la oportunidad de tomar seminarios de Body Mind Centering en Alemania y de Educación por el Arte en México.
Desde el 2004, se dedicó a investigar el contact improvisación internándose en los jams de Buenos Aires.  Fue mamá y allí conoció el amor incondicional y la paciencia absoluta.
Estudia danza flamenca desde hace 9 años en forma interrumpida por su maternidad y sus viajes.  
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Actualmente tiene 38 años y dá clases en el CCBorges, en la Escuela Salvador y en La Catedral de Almagro en donde, según ella, encontró el corazón del tango entre amigos.
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Es una trabajadora incansable para conseguir que todas las personas que deseen bailar puedan hacerlo.